Clavos Intramedulares

Los clavos intramedulares, también conocidos como varillas intramedulares o clavos IM, son implantes ortopédicos utilizados en el tratamiento de fracturas de huesos largos como fémur, tibia, húmero, etc. Se insertan en el canal medular, que es la cavidad central de un largo hueso, para estabilizar y alinear fragmentos óseos fracturados.
El diseño de los clavos intramedulares suele consistir en una varilla larga y delgada hecha de materiales como acero inoxidable o titanio. Los clavos se insertan a través de una pequeña incisión cerca del sitio de la fractura y se guían hacia el canal medular, alineándolos con el eje longitudinal del hueso.
Una vez insertado, el clavo intramedular actúa como una férula interna, brindando estabilidad y soporte a los segmentos óseos fracturados. Permite la carga de peso y favorece la movilización temprana, favoreciendo el proceso de curación.
Los clavos intramedulares pueden tener diferentes configuraciones y características según el hueso específico que se esté tratando y el patrón de fractura. Algunos clavos son sólidos, mientras que otros pueden tener orificios o ranuras para permitir el paso de tornillos de bloqueo o tornillos entrelazados para asegurar aún más el clavo al hueso.
Además de estabilizar fracturas, los clavos intramedulares también se pueden utilizar para otros procedimientos ortopédicos, como el alargamiento óseo o la corrección de deformidades.
La elección de utilizar clavos intramedulares y el diseño específico del clavo dependerá de varios factores, incluida la ubicación de la fractura, el tipo y la gravedad de la fractura, la edad y la salud general del paciente, y la experiencia y preferencia del cirujano.
El clavo intramedular es una técnica común y eficaz para tratar fracturas de huesos largos, particularmente en el fémur, la tibia y el húmero. Sin embargo, la decisión de utilizar clavos intramedulares y el abordaje quirúrgico apropiado la determinará el cirujano ortopédico en función de la condición individual del paciente.